Entre el Dios perfecto y el mono, el mono, siempre el mono.

La tesis que el mundo fue creado por un ser perfecto, omnipotente y omnisciente es de una candidez inadmisible para cualquier espíritu riguroso. Un ser humano, ese sofisticado mono violento con hambre de mundo, podrá unos miles de años en el futuro hacer un mejor trabajo que el insignificante y mediocre espíritu que ideó esta roca en medio de la nada llamada mundo.

si existiera el Dios cristiano probablemente Faulkner, Borges, Platon y tantos otros individuos excepcionales pulularían el infierno por haber humillado la creación divina haciendo obras mas perfectas y maravillosas que la realidad y usando un material tan indigno como esta.

No soy un enemigo de la fe pero quien niega la realidad no se aferra a su fe sino a su necedad. El mundo no es ni bello, ni noble, ni valioso y carece de cualquier cosa buena. Todo aquello excepcional en el mundo es así por el hombre. La realidad es hostil, tosca y simple; toda complejidad es fruto del ser humano que supo construirla (falsearla) o conceptualizar en arduos sistemas intelectuales azarosas, simples y torpes simetrías.